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Indice 

1. Introducción
2. En testimonios
3. En novelas
4. En cuentos
5. En cuentos infantiles
6. En poesía
7. En teatro
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Introducción

"En 1886 llegó a nuestro país Kinzo Makino, el primer inmigrante japonés. A partir de 1920 la llegada de japoneses se hizo frecuente y la colectividad creció y se crearon colonias. Algunos se radicaron en Misiones; otros muchos en la provincia de Buenos Aires. Se dedicaron a la floricultura (en Florencio Varela, José C. Paz y Escobar, entre otros centros), fruticultura y horticultura" (1).
En el Centenario, “ya existía una comunidad importante de japoneses. Eran alrededor de mil. Pero no ejercían el oficio de tintoreros, sino el de mucamos. La aristocracia los prefería por su fama de discretos y de limpios” (2).
“El primer invernadero de esta colectividad fue instalado en 1925, y en 1940 se fundó la primera cooperativa de fruticultores. Las plantas ornamentales se cultivaron y cultivan mayormente al norte de la ciudad de Buenos Aires, mientras que las flores de corte prevalecen en el sur” (3).
Respecto de la inmigración en Tigre, afirma Mabel Trifaro: “En el período que va desde 1870 hasta 1910, que luego se prolongó en menor escala, fueron entrando al país gran cantidad de inmigrantes de diversas procedencias, que llegaron también hasta Las Conchas (Tigre) y se establecieron formando sus familias. (...) Los inmigrantes se ubicaron en diferentes lugares del país según su procedencia, formando colonias. En el caso del delta, si bien no formaron colonias, se distribuyeron en los ríos con cierta proximidad los que provenían de determinadas regiones de Europa. Enrique Udaondo en su libro “Reseña histórica del partido de Las Conchas”, menciona que según el Censo de agosto de 1854, la población de Las Conchas era de 960 habitantes, de los cuales: 757 eran porteños, 112 provincianos, 21 españoles, 11 ingleses, 12 franceses, 15 italianos, 2 norteamericanos, 6 portugueses y 20 de otras nacionalidades. En 1886 encontramos registrados 2500 habitantes, en 1890 ya son 8370 y así iría multiplicándose la población con el establecimiento de los inmigrantes. Podemos destacar de modo general a los españoles de diferentes regiones en el comercio, los vascos-franceses en los tambos, los italianos en la industria y la mecánica, los turcos (sirio-libaneses) en el comercio itinerante, los japoneses en la floricultura, por lo que se instalaron en las zonas altas de General Pacheco, Benavidez y Escobar y éstos también se destacaron en la industria tintorera. Se desarrolló en el delta, gracias al impulso de los inmigrantes la fruticultura y la horticultura, y como necesidad para el traslado de la producción, la mimbrería, la cestería y debieron multiplicarse también los aserraderos. La industria naviera tuvo el aporte de importantes familias de inmigrantes y los astilleros fueron la respuesta a la demanda creciente de embarcaciones de diferentes calados” (4).
En “Historia popular de Burzaco”, escribe Daniel Alberto Chiarenza: “A don Ignacio Irigoyen lo reemplazó el coronel José Inocencio Arias, quien asumió (como era costumbre) el 1º de mayo de 1910, siendo su vicegobernador Don Ezequiel de la Serna. Durante su gobierno se creó la Escuela Práctica de Fruticultura y Chacra Experimental de Agricultura en Dolores. Tal vez el último comentario esté relacionado con la llegada de los primeros colonos japoneses que establecieron granjas o se dedicaron a la floricultura, precisamente, en la zona de Burzaco. (...) Burzaco es una ciudad que cuenta con una numerosa colonia de inmigrantes japoneses. Tal es así que la Asociación Japonesa de la Argentina, desde 1940, tiene su campo de deportes en Roca y Monteverde” (5).
Afirma Gabriela Bovcon, refiriéndose a Colonia Urquiza, Provincia de Buenos Aires: "Los japoneses eligieron a la colonia por la semejanza que esta presentaba con su lugar de origen (Japón), y debido al bienestar que encontraron en este sitio, terminaron por establecerse junto a sus familias y de esta manera lograr una mejor calidad de vida, tanto social como económica. (...) Dentro de las instituciones hay diferentes escuelas, en una se enseña castellano y en la otra japonés, en esta última se conserva el idioma de origen. La Escuela Japonesa de la Colonia Urquiza en un primer momento funcionó en una cabaña en el campo de la familia Ishihara. Más tarde fue fundada en 1969, y el establecimiento en el cual funciona actualmente fue inaugurado en la década del ´90. Hay que destacar, que los japoneses cuentan con su propio club en la colonia, su fundación data del 29 de junio de 1963, pero la sede que se utiliza en la actualidad es de 1971, en 1977 cuando pasa a llamarse “Asociación Japonesa La Plata” (AJLP), pero su sede fue inaugurada en 1980" (6).
“Desde el lejano oriente, un puñado de japoneses iniciaron la peregrinación que culminó en Oberá en octubre de 1921. La inmigración japonesa en la Argentina data de principio del siglo XX y tuvo como primer paso el Frente a la casa. El arco a la entrada se asemeja al que se utiliza en los templos de oración. El 12 de octubre de 1921 llegó a Oberá, junto a su familia, Tokuyi Kairiyama. Fue él quien alentó a sus compatriotas para que se afinquen en esta región del país. Atentos a su ofrecimiento arribaron junto a sus esposas y algunos con sus hijos: Iumatsu Kairiyama, Takei Sudo, Kunigoro Kamada, Kataro Otaka, Kinso Suyama, Kikujiro Nishimura, Kakuso Kamada, Juji Watanabe, Jiro Minoura, Pedro Héctor Higa, Gungi Nakatsuka, Ken Takakura, Fukikesa Komatsu, Hihashi Miyauchi, Minoru Higa, Suenaga, Nakabayashi, Goto, Araki, Ogawa, Kisaiti, Kanno, Mori, Sato, Saito, Okuda, Ohashi y Harada Los japoneses se dedicaron principalmente al cultivo de yerba mate y té y al poco tiempo incursionaron en su industrialización. En 1953 la comunidad fundó el Club Japonés que cobijó a más de 300 socios. Con este antecedente, en 1980 la numerosa colectividad se sumó a la Fiesta en la que trabajaron casi todas las familias asociadas al club con sede en Los Helechos, una localidad vecina a Oberá. Casi un cuarto de siglo después, la colectividad construyó su casa típica en el Parque de las Naciones. La misma representa una vivienda tradicional nipona, a la que dotaron de un techo curvo, propio de los templos de aquél pais oriental. La parquización típica que rodea la construcción fue trabajo de Harvo Hishikiori y Alberto Araki. La casa funciona como sede cultural japonesa en Oberá. (...) Una de las plazoletas de la transitada avenida Libertad de Oberá lleva el nombre de Japón. En ella existe una gran lámpara de piedra, comunes en las plazas y parques de aquel país asiático. La misma fue diseñada por el ingeniero parquista Yasvo Inomaia. La plazoleta tiene similares características del Jardín Japonés de Buenos Aires, creación del mismo artista” (7).
“La gastronomía japonesa utiliza como ingredientes centrales los pescados, mariscos y algas, aunados a los cultivos de gran rendimiento como el arroz integral, el ajo, la soja, batatas, berenjenas, berros, brotes de bambú, castañas, ciruelas, col china, escamas de bonito seco, hojas de crisantemo, jengibre, mostaza seca, nueces de ginkgo, pasta de pescado, sake, semillas de ´sesamo, setas, tallarines de trigo, tallarines de alforfón, taro, tofu, y el vinagre de vino de arroz.
El 3 de marzo es el ‘día de las niñas’ o hina matsuri: se exhibe una colección de muñecas que representan la antigua corte imperial y la presencia del bambú garantiza fortaleza y flexibilidad en las futuras mujeres. La fiesta de los niños se celebra el 5 de mayo, cuando se muestran figuras de muñecos representando samurais y se comen bizcochos especiales. Los cumpleaños son muy festejados, pero sobre todo en las siguientes edades: 13, 25, 37, 61, 73, 85, 88 y 99 años. En las fiestas, como el Año Nuevo o Shogatsu, donde se reúnen con familiares y amigos, tanto se bebe un tipo especial de sake al que le atribuyen la propiedad de garantizar y alargar la vida, como no deben faltar el sushi, los frutos del mar –langosta y besugo- y una sopa que contiene pasteles de arroz gelatinoso que ‘borra todo recuerdo ingrato del año precedente’ “ (8).
Los japoneses en la Argentina festejan el Natsu Matsuri (Festival de Verano). Acerca del evento llevado a cabo en 2002, encontramos esta información: “Como todos los años la Fundación Cultural Argentino Japonesa invita a todos los argentinos al "Festival de Verano" en el Jardin Japones (Casares y Figueroa Alcorta ), siguiendo la costumbre japonesa de realizar un festejo popular en cada estación del año. Dos atardeceres recreando las disciplinas y costumbres de la cultura japonesa, música con bandas y tambores japoneses, danzas tradicionales, artes marciales, desfiles de kimonos y feria de comidas y artesanías japonesas”. Habrá “una galeria de arte y se darán workshops de Sumie (pintura a la tinta china). También se podrá disfrutar de la exposición Kokeshi Ten, Muñecas japonesas, cedidas por la embajada del Japón”, shows culturales: danzas, demostraciones de artes, teatro, música y audiovisuales con una pantalla de video gigante, el show "Robotech Time" –“Espectáculo audiovisual con sinfónica de 50 músicos que interpretarán canciones de la famosa serie de dibujos Robotech con proyecciones de la famosa saga”-, desfiles de Kimonos y la colección Heiwa Uchi de la escuela de Roberto Piazza, recitales de bandas de anime, pop y rock, exhibiciones de artes marciales, Karaoke, Cosplay (concurso de disfraces) y “en la cumbre Otaku se reunirán todos los fans clubes de famosas series”, exposición de Bonsái, masajes japoneses y de relax gratuitos, Feria Artesanías y artículos japoneses, platos de la gastronomía japonesa y oriental” (9).

Notas
1. S/F: "Los colonos de otros orígenes", en Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Buenos Aires, Clarín.
2. Fainsod, Jéssica: “La infancia de la ciudad”, en Clarín Viva, Buenos Aires, 4 de abril de 1999.
3. Alvarez, Marcelo y Pinotti, Luisa: A LA MESA Ritos y retos de la alimentación argentina. Buenos Aires, Grijalbo, 2000.
4. Trifaro, Mabel: “La inmigración”, en www.bpstigre.com.ar/revista/inmigrantes.htm.
5. Chiarenza, Daniel Alberto: “Historia popular de Burzaco”, en www.guiaburzaco.com.ar.
6. Bovcon, Gabriela: “Inmigración Italiana y Japonesa, en Colonia Urquiza”, en www.perio.unlp.edu.ar.
7. S/F: “Sol de oriente, amanecer misionero”, en Federación de Colectividades, federacion@fiestadelinmigrante.com.ar.
8. Alvarez, Marcelo y Pinotti, Luisa: A LA MESA Ritos y retos de la alimentación argentina. Buenos Aires, Grijalbo, 2000.
9. S/F: “AGENDA Natsu Matsuri (Festival de Verano)”, en www.global-art.com.ar, Febrero de 2002.

Testimonios

Hoogetsu Shimanura es el seudónimo de Kazuomi Takagi, redactor del periódico La Plata Hochi y miembro del Consejo de Notables de la Fundación Cultural Argentino Japonesa. (1).
“Dice, añoso, el japonés Kazuomi Takagi: "Yo soñaba con el tango argentino. Llegué a Buenos Aires apenas terminada la guerra, con 26 años. Lo escuchaba desde los 13. Sabía decir riachuelo, conocía a los músicos, fue un sueño cumplido llegar acá". (...) el japonés aporteñado y tanguero— eterno periodista del diario La Plata Hochi—, que fue a parar a una tintorería en Suárez y Montes de Oca y hasta conoció la casa de Juan de Dios Filiberto (...)” (2).

En la Argentina se establecieron japoneses que combatieron en la Segunda Guerra Mundial (3).

Maximiliano Matayoshi, autor de la novela Gaijin considera que “Quienes tienen mezclas culturales tiene la ventaja de poder elegir qué les gusta más de cada cultura. Yo, elijo de la cultura japonesa el equilibrio, y de lo argentino, la frescura, cierto cinismo, cierta desesperanza” (4).

“Del otro lado de la línea, en su departamento de Tokio, Claudia Oshiro canta un fragmento de Shima Uta ( La canción de la isla ), un tema del músico y poeta Kayufumi Miyazawa dedicado a la isla de Okinawa. "Una traducción posible sería: Canción isleña/ que montada sobre el viento/ y junto a las aves, cruzas el mar/ por favor, lleva mi amor . Fue como una guía que me llevó a hacer lo que amaba y a vivir, desde hace cuatro años, en esta ciudad", explica.
Claudia Oshiro nació en la Argentina, pero es nikkei , hija de inmigrantes japoneses. Toshiiku, su padre, llegó cuando tenía sólo un año, y Tsuneko, su madre, cuando tenía 12. "Creo que comencé a cantar a los 5 años, y junto con mi hermana Miwa seguíamos embelesadas a mi madre por toda la casa escuchándola cantar. Tsuneko integraba conjuntos de música japonesa y de ella fui aprendiendo a dar mis primeros pasos en el canto", agrega” (5).

Refiriéndose a la laboriosidad de sus ancestros, expresa Daniel Miyagi: “Gracias a esta lucha nuestros inmigrantes japoneses lograron el reconocimiento, la confianza y la admiración de todo el pueblo argentino. Esto es lo que nos está jugando más a favor a los descendientes de japoneses en este momento. Aprendamos a mantener este reconocimiento que tanto orgullo nos inspira, por el simple hecho de llevar su sangre" (6).

José Muchnik afirma: “Argentina es el pulso de múltiples venas en un mismo estuario…por eso somos todos argentinos… Ahí anclaron , gallegos o andaluces, sicilianos o calabreses, franceses del Béarn o del Aveyron, portugueses, japoneses, libaneses, sirios, rusos, ucranianos, serbios, croatas… judíos expulsados por los pogroms, armenios huyendo del genocidio turco …paraguayos, bolivianos o brasileros…acentuaron el sabor latino de esas tierras…y hasta millares de coreaneos aportaron hace poco su encanto oriental a esta odisea. Argentina…raíces no sólo de tierra sino también de cielo. Mi palabra, estas palabras, no artículos y adjetivos, sí sangre y silencios…" (7).

Escribe Diego Paszkowski: “Pienso con infinita tristeza en la gente que desprecia al distinto, al extranjero, al inmigrante, que hoy se refiere a, por ejemplo, coreanos, japoneses y chinos con las mismas expresiones miserables que hace cincuenta años habrán utilizado para con mi abuelo, judío polaco. ‘Hablan en su idioma’, escuché decir de unos y de otros a modo de excusa para segregarlos, pero sé por experiencia que, sólo dos generaciones después, quien esto escribe, nieto de aquel abuelo, enseña a escribir a jóvenes futuros artistas en la mismísima Universidad de Buenos Aires” (8).


Notas
1. S/F: Nota, en Hoogetsu Shimanura: “15 Aniversario La Fundación Cultural Argentino Japonesa ha Celebrado Su Propio ‘genpuku’ ", en Boletín Informativo Jardín Japonés, Agosto 2004, N° 3
2. García, Fernando: “SE CELEBRA EL DIA DE LA CULTURA JAPONESA EN BUENOS AIRES De las tintorerías a la barra de sushi”, en Clarín, Buenos Aires, 2 de noviembre de 2002).
3. Castrillón, Ernesto G. y Casabal, Luis: “Japoneses en la Argentina. Recuerdos de la guerra”, en La Nación Revista, 27 de septiembre de 1998.
4. Costa, Flavia: “De nombre extranjero”, en Clarín, Buenos Aires, 21 de junio de 2003.
5. Aubele, Luis: “A boca de jarro. ‘En Japón escuchamos a Juana Molina’. Claudia Oshiro”, en La Nación, 6 de mayo de 2007.
6. Miyagi, Daniel: “Editorial. Nuestros mayores”, en Urban Nikkei La revista de los descendientes de japoneses en la Argentina. N° 30. Octubre de 2002.
7. Muchnik, José: “Somos todos argentinos”, en El Damero. www.icarodigital.com.ar.
8. Paszkowski, Diego: “En qué pienso”, en Clarín, 12 de enero de 2003.


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En novelas

En Flores de un solo día (1), Anna Kazumi Stahl evoca a una inmigrante que llega a la Argentina: “Se paralizó un instante antes de lanzarse al mundo externo: desde chica sufría tanto miedo a la calle. Se debía a que, japonesa de origen y nacida en 1937, había visto la Segunda Guerra Mundial hacer su tremenda carrera y terminar en derrota antes de cumplir los nueve años de edad. Peores eran sus circunstancias, porque a causa de una enfermedad infantil había quedado sin habla, con daños en el centro del habla del cerebro, y no podía entender las explicaciones que le daban la empleada doméstica y el coronel mismo, su padre”.
Acerca de la escritora y su obra, expresa Martín Kohan: “la riqueza narrativa y la intensidad de los climas que logra la novela responden a la manera en que todo eso se potencia con los enigmas de un viaje inexplicado, con el dramatismo ajustado de una historia que proviene de la Segunda Guerra Mundial, con la sutil manera en que se deja ver el pasado en el presente, con la complejidad sin rebuscamientos de un personaje como Hanako (y su expresividad sin palabras) o como Aimée (oscilando entre su deseo de saber y su deseo de no saber qué es lo que se aloja exactamente en el pasado de su historia familiar)” (2).

Con Gaijin. La aventura de emigrar a la Argentina (3), Maximiliano Matayoshi ganó el Premio Primera Novela UNAM-Alfaguara, otorgado por el Jurado integrado por Mario Bellatin, Sandra Lorenzano, Jorge F. Hernández, Mónica Mansour y Alberto Vital.
En esa obra, relata un adolescente, poco antes de dejar Okinawa: “Quiero que vayamos todos juntos, dije. Mamá me miró y me tomó de las manos. No podemos ir todos, no tenemos el dinero, además Yumie es chica para viajar y yo debo quedarme a cuidarla. Irás solo. Si tu papá estuviera sería diferente, dijo”.
Entrevistado por Flavia Costa, él señaló: “—La novela combina dos realidades. Es la historia de mi padre en los itinerarios —Hong Kong, Singapur, Ciudad del Cabo, Buenos Aires, Mendoza—, pero los personajes y sus relaciones son escenas de mi vida. Siempre escribo a partir de experiencias reales. (...) Los personajes pueden ser inventados, porque son siempre aspectos del propio escritor, pero si uno quiere escribir algo intenso, hay que respirar el clima, el ambiente donde ocurrió la historia” (4).

Tardío es el funeral de una japonesa. Oshiro Tana, personaje de Virgen, de Gabriel Báñez, “se hizo célebre en una tarde cuando la policía descubrió que convivía con el cadáver de su legítima esposa desde hacía por lo menos dos años. Era tanto el amor del japonés por su mujer que a la hora de su muerte la vació, la limpió con acaroína y formol y la rellenó con estopa para conservarla a su lado. El bonsai conyugal pareció funcionar mejor que el matrimonio mismo, pues durante esos dos años Oshiro Tana no sólo continuó compartiendo el progreso de las flores junto a su esposa sino que además empezó a prepararle sus platos favoritos y a festejarle los aniversarios. El día en que lo descubrieron ella estaba tomando el café con leche en la cama, y parecía tan verídica y lozana en su desayuno que apenas si sospecharon cuando vieron que no mojaba la medialuna. Lo que más le impresionó al padre Bernardo fue la dulzura tranquila de la mujer; tanto, que no supo si rezarle un responso o concederle la extremaunción” (5).

Notas
1. Kazumi Stahl, Anna: Flores de un solo día. Buenos Aires, Seix Barral, 2002. 336 pp.
2. Kohan, Martín: “RELATOS La encarnadura de los recuerdos”, en Clarín, Buenos Aires, 11 de enero de 2003
3. Matayoshi, Maximiliano: Gaijin. La aventura de emigrar a la Argentina. Buenos Aires, Alfaguara, 2002.
4. Costa, Flavia: "GAIJIN. De nombre extranjero Un relato de viaje, de migración y recuerdo”, en Clarín, 21 de junio de 2003.
5. Báñez, Gabriel: op. cit.

En cuentos

Anna Kazumi Stahl es la autora de “Sueño tanguero de un japonés” (1), cuento que comienza así: “Toshiuri Matsushiro arribó a Buenos Aires en 1947 a bordo de un enorme barco vacío. Había viajado –a buen precio- en las apagadas cámaras frigoríficas de la Estrella Austral que proveía al mayor país exportador de carne vacuna en todo el mundo. Cuando bajó, se puso a caminar por la ciudad. Era una figura pequeña y enflaquecida entre tantas personas corpulentas y bien nutridas que poblaban las calles”.

Notas
1. Kazumi Stahl, Anna: “Sueño tanguero de un japonés”, en Catástrofes naturales. Buenos Aires, Sudamericana, 1997. Pp. 200-206.


En cuentos infantiles

Había inmigrantes entre los personajes de “No hagan olas”, de Elsa Bornemann: “En aquel conventillo de Buenos Aires, cercano al puerto y donde vivían hace muchos años, los inquilinos argentinos tenían la costumbre de poner apodos a los extranjeros que –también- alquilaban alguna pieza allí. No eran nada originales los motes, y errados la mayoría de las veces, ya que –para inventarlos- se basaban en el supuesto país o región de procedencia de cada uno. Tan supuesto que –así, por ejemplo- don José era llamado ‘el Ruso’, aunque hubiera nacido en Ucrania... A Sabadell, Berenguer y sus esposas les decían ‘los gallegos’, si bien habían llegado de Barcelona sin siquiera pisar Galicia... Apodaban ‘los turcos’ al matrimonio de sirilibaneses; ‘los tanos’, a la pareja de jóvenes italianos de Piamonte que jamás habían conocido Nápoles e –invariablemente- ‘el Chino’, a cualquier japonés que diera en fijar allí su transitorio domicilio. Sin embargo, podríamos deducir un poco más de conocimientos geográficos, de información y hasta cierto trabajo imaginativo por parte de aquellos pensionistas argentinos, de acuerdo con los sobrenombres que les habían adjudicado a la dueña de la casona y a su hijo. Ambos eran griegos. Por lo tanto ‘la Homera’ y ‘el Homerito’, en clara alusión al autor de La Ilíada y La Odisea, el genial Homero. Por supuesto, a todas las criaturas que habitaban esa construcción tipo ‘chorizo’ (cuartos en hilera, cocina y bañitos ídem, abiertos a ambos lados de un patio), los `rebautizaban’ con los mismos motes que sus padres, sólo que en diminutivo” (1).

Notas
1 Bornemann, Elsa: No hagan olas (Segundo pavotario ilustrado. 12 cuentos). Ilustraciones: O´Kif. Buenos Aires, Alfaguara, 1998
.

En poemas

En su poema “En el día de la recolección de los frutos“ (1), Alfredo Bufano canta a la inmigración japonesa:

Y también a vosotros hombres de los ojos oblícuos,
raza poderosa y tenaz
de las islas en donde florecen los almendros
y los crisantemos, hombres que trabajáis
junto a nosotros con el mismo amor
que allá en tierras niponas, vuestra antigua heredad,
mientras las dulces garzas decoraban las aguas
y las geishas cantaban su amor crepuscular.

Notas
1. Bufano, Alfredo: “En el día de la recolección de los frutos”, en Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Buenos Aires, Clarín.

En teatro

“En Mustafá, sainete que Armando Discépolo y Rafael José De Rosa escriben en colaboración, y estrenan en 1921, don Gaetano (tano típico del género) se entusiasma ante la fusión, la ‘mescolanza’, que se logra en las bulliciosas casas de vecindad porteñas” (1).
Conversando con el turco que da nombre a la obra, acerca del casamiento del hijo del primero con la hija del segundo, destaca el clima amistoso del conventillo: “E lo lindo ese que en medio de esto batifondo nel conventillo todo ese armonía, todo se entiéndano: ruso co japonese; francese con tedesco; italiano co africano; gallego co marrueco. ¿A qué parte del mondo se entiéndono como acá: catalane co españole, andaluce co madrileño, napoletano co genovese, romañolo co calabrese? A nenguna parte. Este e no paraíso. Ese ne jauja. ¡Ne queremo todo!” (2).

Notas
1. Ordaz, Luis: “Armando Discépolo o el ‘grotesco criollo’ “, en Historia de la Literatura Argentina. Buenos Aires, CEAL, 1980.
2. Discépolo, Armando y De Rosa, Rafael: Mustafá. Citado por Páez, Jorge en El conventillo. Buenos Aires, CEAL, 1970.

.....

Entre los inmigrantes que llegaron a la Argentina, vinieron los japoneses. Se los recuerda en novelas, cuentos, poemas y obras teatrales.

Foto: Fernando Higa en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Aut. de Buenos Aires. Mayo de 2008.
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